Las caras podrán cambiar, los talentos también pero lo que nunca va a cambiar es la camiseta que mañana si Dios quiere ingresará a la cancha, la más linda del mundo, la que nos hace tan grandes y la que todos los domingos nos une. Mañana juega Peñarol y el Uruguay vuelve a sentir, sale al ruedo Papá.

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