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Jacinto Obdulio Varela


El "Negro Jefe" nació en La Teja, el 20 de setiembre de 1917, y se integró al plantel aurinegro en 1945 proveniente del Montevideo Wanderers. Capitán, cacique, caudillo, ídolo, Obdulio Varela hizo crecer su figura futbolística en Peñarol, y luego de tres campeonatos, se convertiría en el símbolo de la gesta heroica del Maracaná en el Mundial de 1950. En el clásico por la Copa Uruguaya del 8 de diciembre de 1946, Peñarol iba ganando por 4 a 1, y luego de reclamar la expulsión injusta de un compañero, el Jefe de Policía lo llevó preso por desacato; es el único caso de intervención policial y expulsión aceptada por un arbitro. Luego del gol brasileño en la final del Maracaná, el "Negro Jefe" entró en la portería, cogió el balón bajo el brazo y se fue hasta el juez de línea a reclamarle, y poco a poco fue concentrando la atención del público mientras organizaba una pequeña reunión con sus compañeros en el centro del campo, y les dijo: "Ya les hemos callado. Ahora vamos a seguir jugando y a ganarles a estos japoneses", y en medio de un silencio total en el estadio, los jugadores brasileños se quedaron perplejos, Obdulio Varela se había hecho con la situación, una remontada histórica se venía venir. Campeón Mundial de selecciones en 1950. Campeón de la Copa Uruguaya en 1944, 1945, 1949, 1951, 1953 y 1954.

Anécdotas

En 1945, el Consejo Directivo de Peñarol por la victoria internacional frente a River Plate argentino decidió premiar a todos los futbolistas con 250 pesos y con 500 a Obdulio Varela, capitán y figura predominante del equipo. La alegría era total, estaba todo el mundo contento... menos uno. "Yo no jugué más ni menos que nadie. Si ustedes creen que merecí 500 pesos, le dan a todos 500 pesos. Si ellos merecieron 250 pesos, yo también". El Consejo Directivo resolvió premiar con 500 pesos a cada uno. En un clásico el jugador de Nacional Carballo golpeó fuertemente al aurinegro Montaño. Marino cobró la falta pero en realidad hubiera merecido la expulsión. Como no la hubo, Obdulio corrió hasta Marino y con el dedo índice extendido señalando a todos lados le habló, mientras con su mano derecha sostenía la pelota le dijo: "Señor juez: si alguno de mis futbolistas llega a dar una patada como la que aquel señor acaba de dar, le pido encarecidamente que me lo expulse porque en mi equipo un jugador que golpea así no merece seguir en la cancha.

Datos obtenidos de:
girasolweb
geocites/manya

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